domingo, 23 de noviembre de 2014

CAPITULO 14





PEDRO



—Bien, vamos a jugar verdad o reto —susurró Paula.


Ella se había acordado pero parecía como si no estuviera muy segura. Pero, ¿qué había esperado? Era suficiente tiempo para detener esta cubierta y obtener lo que está realmente en nuestras mentes.


Podríamos morir aquí juntos. El tanque de gas se hallaba prácticamente vacío. Sabía que no sería capaz de encender la calefacción más de diez minutos por cada hora que pasaba. Esto era muy arriesgado. Así que puede ser también, quemar tiempo y mantener nuestras mentes desde
el número que va. Y llegar a lo que está realmente molestándola.


Independientemente de si me encontraba dispuesta a escuchar la verdad o no.


—Bueno, empecemos —dije mientras cruzaba mis piernas en el suelo junto a ella. Acaricié la barba en mi mentón, mis ojos miraban cuidadosamente sus hermosas facciones. Sus labios carnosos ligeramente abiertos y parecía apetecible pero tuve que mantener la calma. Tuve que recuperar el control de mis sentidos antes que colapsara o algo.


—¿Verdad o reto? —dije enfáticamente, mirando en sus grandes ojos marrones. Pude ver que trataba de no retorcerse. Los giros en su cabeza deben haber sido hilados. Iba a dejarme entrar. ¿En su mente?
¿O iba a atreverse a hacer algo loco? Este era el momento en el que realmente íbamos a conocernos mejor el uno al otro. Y quizás perder todos esos sentimientos reprimidos que ambos habíamos tenido por años. Qué manera de matar el tiempo.


Ella miró hacia abajo momentáneamente como si meditara qué hacer. El largo y frágil silencio estaba lleno de tensión. 


Tensión pura.


Aspiró una profunda respiración. Traté de no echar un vistazo a la forma en que sus pechos subían y bajaban. Mi pene tembló solo al pensar en hace unos momentos, cuando mi lengua se hallaba sobre sus bonitos pezones rosados. Había algo en los pezones redondos duros de
color rosa que me encendían. Disfruté viéndola arquear su espalda y gemir de placer cuando chupé duro sus pezones. 


Dios, no tenía ni idea lo que me hizo.


—La clave es responder a la pregunta antes de que acabe la tormenta —le pedí, tomándole el pelo. Me resistí a la tentación de sonreír. Después de todo, era su idea el matar el tiempo jugando un juego de la mente ¿no?—. En algún momento dentro de las próximas veinticuatro horas estaría bien… o veinticuatro segundos.


Rodó sus hermosos ojos y frunció sus apetitosos labios. ¿Paula sabía si quiera lo caliente que era cuando hacía eso?


—No tiene gracia, Pedro —murmuró.


Sabía que ganaba tiempo. Me hallaba deseosa de ver a donde iría con la verdad o reto. Ella sabía lo suficiente acerca de mí para saber que podría seguir profundo. 


Realmente profundo si lo quería. No tomé prisioneros.


—Ya que estas teniendo un momento difícil…


—Verdad —gritó ella. Entonces se mordió el labio inferior. ¡Oh mierda! No hagas eso. Murmuré en voz baja. Que solo lo hizo peor para mí.


—Bien —sonreí—, verdad. —Me di cuenta que se sentía nerviosa por la sonrisa maliciosa que encontró su camino a mis labios. Una vez más, se sentó con sus piernas cruzadas en la alfombra del vehículo todoterreno. Sentada en el lado opuesto a mí. La nieve soplaba fuerte, haciendo un aullido sonó afuera pero ninguno de nosotros pensamos en eso. 


Teníamos otras cuestiones que atender ahora.


—¿Quién fue tu primer amor? —pregunté.


No sabía por qué empecé con esa pregunta pero se me acababa de ocurrir. Teníamos tiempo para matar y quería ver quien fue ese tipo.


¿Era realmente Joaquin o alguien más? Y, ¿qué edad tenía en ese momento? Ella siempre parecía un ratón de biblioteca y una buena chica y tenía en serio dudas desde el principio que pudiera tener chicos en su mente. No era como las otras chicas en noveno grado cuando nos conocimos.


—Tú —susurró, volvió la cabeza para mirar por la ventana como si no quiera que viera la profunda reacción en sus ojos.


Ella no sabía que no estaba tan preparado para eso.


—¿Yo? —La sorpresa casi quitó las palabras de mi boca antes de hacer un sonido. Era una buena cosa que pudiera reenfocar mi energía tan rápido como lo hice.


—Sí, tú. Ahora es mi turno —bromeó, tratando de hacer caso omiso al obvio impacto que su respuesta tuvo en mí. 


Dios, mi pene reaccionó a su respuesta. ¡Mierda! ¿El primer amor de Paula se trataba de mí? De ninguna maldita manera.


—No tan rápido, Paula.


—Oh, no —disparó otra vez, pensé que debe haber sido una sonrisa de satisfacción la que le tocó los labios. Tenía todo resuelto, ¿verdad? Sabía que le dolía decirme la verdad. Probablemente no quería que supiera que su primer amor fui yo.


¡Mierda! ¿Paula se había enamorado de mí primero? ¿Ella me quería antes de Joaquin?


¿Estaba... con muerte cerebral antes?


Sabía que yo le había gustado pero no tenía idea cuan profundo fue eso. Pensé que era solo una cosa de amigos. 


No la había invitado a salir porque realmente pensé que no me encontraba en eso de las citas, ni nada parecido. Eso fue hasta que Joaquin entró en escena.


—Nunca dijiste que teníamos que elaborar nuestras preguntas.


¿Tenemos que hacerlo? Al menos cincuenta preguntas de verdad o reto para hacer, ¿cierto? —continuó, sus brazos cruzados sobre sus grandes pechos y su cabeza inclinada hacia un lado.


¡Joder! Estaba buena. Me tenía allí.


—Bien —concedí. Dos pueden jugar este juego.


—¿Verdad o reto? —me preguntó tan inocentemente como si nada fuera de lo común acabara de pasar. Arqueó una ceja y miró de manera tan… adorable lo que molestó a los diablos en mí desde que quiero saber más sobre el primer amor. Pero ella no iba a ir más lejos. Bien.


—Verdad —grité.


Me recosté en el asiento de cuero suave detrás de mí y levanté mi barbilla. Mis ojos nunca dejaron los suyos. Jugué a ser genial.


Pretendiendo que nada me atemorizaba. La verdad era, que usualmente no me tomaban desprevenido. Pero lo que me había revelado… bueno, realmente fue directo a mi corazón.


—¿Cuál es la cosa de la que más te has arrepentido?


Miré a sus ojos. Sus hermosos y grandes ojos cafés tenían tanta alma y profundidad. Eran tan inocentes, conocedores, como cautivadores al mismo tiempo.


Oh, Paula. Realmente debí hacerte mucho daño, ¿no?
Pensé en todos los momentos en los que la aparté,
decepcionándola cuando había querido pasar el rato conmigo. Incluso le dije que estábamos en diferentes lados de la vía y que debía encontrar otros amigos para pasar el rato. ¡Mierda! Eso debe haber picado ella todos estos años.


—No haberte invitado a salir cuando te conocí —respondí
tranquilamente. No tenía idea de dónde venía eso. ¿Pero era lo que se encontraba en mi mente? Lo dije en voz más baja de lo que había previsto.


Había esperado que ella no estuviera investigándolo. Me di
cuenta, por la asombrada mirada de ciervo que me daba, que se sorprendió igualmente con mi respuesta como yo con la suya.


—Un... yo... —Paula lucía asombrada. Dios, sus mejillas
encendidas como cincuenta sombras de rojo o algo así. 


Resistí el impulso de sonreír. Por supuesto, en realidad no era tan gracioso. Esto era, después de todo, la verdad, ¿no?


Sabía que ella realmente quería investigar más pero… era
demasiado malo. Como he dicho, dos podían jugar su juego. Esta cosa de verdad o reto resultaba ser más interesante de lo que había imaginado.


Vamos a poner todo esto fuera, Pau. Para ver donde nos lleva.


Paula respiró profundo. No podía dejar de mirar fijamente sus suaves ojos cafés. Dios. Ella lucía tan adorable.


Éramos solo Paula y yo en la parte de atrás de mi todoterreno. Solos.


Juntos.

5 comentarios:

  1. guauuuuuu ! que bueno se esta poniendo..

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  2. Wowwwwwwwwwwww, qué caps más intensos, geniales los 2 caps!!!!!!!!!!!!

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  3. Hermosos capítulos! Buena oportunidad para decirse todo lo q tienen guardado!

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  4. Buenísimos caps!!! Me.encanta la nove! Q buena oportunidad d sacar los trapitos al sol! Jajaj bsoo @GraciasxTodoPYP

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